El sabio ha probado y verificado todo lo que sabe.
El sabio tiene una aspiración irreprimible hacia el Amor. Desea amar incluso al ser más pequeño que ve y ayudarlo. Esto se debe a que el sabio aprecia por igual las cosas grandes y las pequeñas.
El sabio no necesita leyes.
El necio debe vivir por la ley y bajo la ley.
Si el sabio vive bajo la ley, es infeliz.
Si el necio no vive bajo la ley, es infeliz.
El sabio vive de acuerdo con esa ley viva que Dios inscribió en su alma.
Él está más allá de las condiciones de la vida temporal.
Tú que anhelas la Luz, escucha las palabras de la Sabiduría: Si queréis adquirir la Sabiduría divina y los secretos de la Naturaleza viviente, os digo que no hay otro camino que el sufrimiento.
Si juzgas a los demás, si refunfuñas, si te quejas, estás muy lejos de la sabiduría.
Cuando dejas de juzgar, estás cerca de la Sabiduría.
Si filosofas, estás lejos de la sabiduría, de tu Maestro. Cuando dejas de filosofar, estás cerca de la sabiduría, estás a los pies de tu Maestro.
Cuando la vida pierde su sentido, busca lo que trae luz.
Aprende de aquel que trae la luz.
Recuerda: La virtud sólo habita en aquello que nunca se oscurece.
Asóciate con lo que nunca pierde su luz.
Aspira hacia la luz y no lo olvides: El Conocimiento nunca viene de un solo lugar, y la Luz nunca entra por una sola ventana. Innumerables son los caminos del Conocimiento e innumerables las ventanas de la Luz.
Implanta la Sabiduría en tu mente, y la Luz vendrá, y el Conocimiento te dará su ayuda.
Sólo el camino luminoso de la Sabiduría conduce hacia la Verdad.
Beinsa Douno.