Aquellos que han alcanzado la Realidad proceden a ayudar a otros. El estar conectado con la Realidad significa que una persona percibe la Vida exterior y también la Vida interior, y así está realmente en comunión con la Naturaleza.
A la noche, salgan y presenten atención a las estrellas. Elijan una y síganla para ver con que otras estrellas está conectada. Las estrellas ejercen influencia sobre los seres humanos.
Cuando hallen un bello y saludable árbol, apóyense en él y esfuércense en entrar en comunión con la Vida que está en él. Entonces ustedes podrán absorber energía del árbol y sentirse renovados.
Cuando las personas están en discordia con los que los rodean, ellas necesitan tomar la energía de la Naturaleza: de las piedras, de los árboles, de los manantiales y del pasto. La Naturaleza es lo único que puede ayudarlos. Cuando ustedes están rodeados por la Naturaleza, ustedes abren su corazón hacia sus hermanos. Las montañas también ejercen una influencia en ustedes, al igual que los ríos. Un río que fluye hacia el este ejerce cierta influencia, mientras que uno que fluye hacia el oeste tiene una influencia diferente.
Cuando estén rodeados por la Naturaleza, sean observantes. Por ejemplo: ¿cómo podrán encontrar el camino en la niebla si no tienen una brújula? Habitualmente uno encuentra más musgo en la parte norte de las piedras y menos en la parte sur. Pero hay otro método: dirigirse a todas las direcciones. Cuando ustedes miran hacia el norte ustedes sentirán una cierta calma: ustedes no sienten confusión. Cuando se dirigen hacia el este ustedes sentirán que algo bueno viene desde es,a dirección: algo fluye hacia ustedes. Una vez que encontraron esas dos direcciones, las demás son fáciles de extrapolar.
Dios ama a aquellos que trabajan, que estudian. Cuando veo un manantial me siento y entablo una conversación con él. Ustedes dirán: «¡Que hombre más raro! ¡Habla con un manantial!» ¿Que pueden decir de sus hojas de balances? Ustedes se sientan frente a ellas, la abren en una página y dicen: «Esta persona me debe veinticinco mil pesos, esta otra debe cincuenta mil. Yo debería enviarlas a la cárcel». ¿Quién es más sabio? ¿El que disfruta de la pequeña florecilla y del manantial y habla con ellos o el que abre y cierra sus hojas de balances?
Beinsa Douno.