Hay dos padres en el mundo: el padre de la verdad y el padre de las mentiras. Estos son dos mundos diferentes. Mira de quién viniste.
¿Cuándo dice la verdad un hombre? Cuando es su interés. Si alguien rico sabe que perderá su riqueza diciendo la verdad, nunca lo dirá.
Si la verdad puede traeros algún beneficio, no insistáis en proclamarlo; de lo contrario, lo ocultará cuidadosamente. Al observarte a ti mismo, constataras, que a veces dices la verdad y mientras que otras veces la guardas en silencio. A un estudiante se le pregunta por qué no vino a la escuela. «Porque me dolió el estómago». En verdad, no tenía dolor de estómago, pero no había aprendido sus lecciones!
¿Nos preguntamos por qué no deberíamos mentir? Porque cada mentira, de cualquier tipo, siempre destruye algo en el hombre. La mentira distorsiona las características de la cara: el que miente se vuelve temeroso y esclavo de su mentira.
Cuando hablas sobre un tema con el que no estás completamente familiarizado, esto no es una mentira. Es hora, sin embargo, de que los seres renuncien a mentir, porque uno puede preguntarse: ¿qué ha creado la cultura generalizada de las mentiras?
Decir verdad no significa que tengas que contarle todo a la gente. Si te preguntan dónde estabas y no quieres responder, solo haz un gesto evasivo de la mano. ¿Por qué no debemos mentir? Porque, a través de las mentiras, los seres humanos cortan sus lazos con Cristo y los seres avanzados, creando un gran obstáculo para su evolución espiritual. También porque mentir crea una explosión astral; al estar la forma pensamiento-semilla en desacuerdo con el hecho verdadero. Y esta explosión actúa de una manera destructiva en el ser que genera esta contradicción, esta mentira. En su próxima encarnación, el mentiroso tendrá rasgos faciales distorsionados.
Recuerden que se les pide a todos que vivan una vida pura, sin mentiras, blancas o negras. Es muy difícil para el hombre liberarse repentinamente de la mentira, pero tienes que trabajar en esa dirección. Los seres humanos, sean creyentes o no, religiosos o materialistas, deben desterrar absolutamente la mentira de sus vidas.
El hombre puede cometer algunos errores, pero puede cometer un error al introducir mentiras en sus pensamientos, sentimientos y acciones. La humanidad contemporánea debe rechazarla en todas sus formas, no por coacción, sino conscientemente y por amor. Todos los hombres y mujeres deben liberarse de ella.
Beinsa Douno,