La formación humana.

La formación de un nuevo mundo es un proceso similar al nacimiento.  Trae júbilo y alegría. Renovar y renacer trae un nuevo impulso al espíritu humano hacia un ideal superior. Pero al mismo tiempo, existe el peligro de caer, de ser influenciado por la mezquindad ordinaria de la vida que proviene de la baja conciencia, todavía animal, y de no ser capaz de entender y seguir las ideas espirituales y las de las Escrituras. Esto puede depender de varios factores: la diferencia en la construcción del cuerpo humano; las posibilidades del cerebro y su actividad; algunos rasgos heredados por el atavismo, o la ley de la reencarnación, o Karma.

La ley del Karma fue creada por el hombre mismo, como resultado de la desviación del espíritu humano fuera de la órbita de su camino. Sólo un pensamiento profundo e iluminado puede entender cómo ocurrió esta desviación. Este problema no es para hombres infantilizados, ni para aquellos que están demasiado ocupados con las preocupaciones de sus vidas ordinarias.

Hay algo divino en el hombre que lo empuja, en sus actividades, hacia una dirección más real que quiere asegurarlo sobre bases sólidas. Todo hombre que viene a la tierra piensa en asegurarse de una manera u otra, más o menos real, dependiendo del estado de conciencia que le haya dado este impulso interior.

A través del proceso continuo de renacimiento, el Espíritu obra en lo que es eterno y grande en el hombre. El que obedece este poderoso impulso interior -de -seguir el camino de lo Divino en sí mismo- y que quiere llegar a ser un hombre verdadero, debe tener dos cualidades: ser valiente y ser humilde. La ayuda de arriba es necesaria para seguir este camino sin problemas. El oído del Señor es muy sensible. Percibe y escucha todas las oraciones que salen de nuestro corazón y que se hacen con humildad, pureza y veneración, cualidades que todo ser espiritual debe poseer. Si oran a Dios, y al mismo tiempo sus pensamientos se ven abrumados por unas ideas transitorias o por la cómo aprovecharse de sus semejantes, su oración no será contestada.

Beinsa Douno.

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