La fe es comprensión a través de la intuición, por la luz de la superconsciencia. La fe se basa en la experiencia del pasado, mientras que las supersticiones son el resultado de una experiencia no comprendida.
¿Qué es la fe? Es la certeza de que las cosas saldrán a la manera que Dios ha determinado y que no pueden desarrollarse de otra manera. Creyendo que serán capaces de lograrlo de manera diferente, entonces ya es la conciencia humana la que interviene.
Usted creerá que todo saldrá bien para usted según como lo ha planeado la inteligencia cósmica, la razón suprema.
La fe es esperanza, confianza en el mundo razonable, Divino, que es la base de toda naturaleza. Esto no es fatalismo.
Podemos ver que los eventos nunca suceden de la manera en que pensamos, siempre suceden de otra manera. En primer lugar, estamos decepcionados, y luego entonces vemos que ce que todo fue mucho mejor de lo que esperábamos.
Uno sólo puede creer en lo Divino, es decir, en algo más elevado que nosotros. La conciencia divina nos ha envuelto y, gracias a ella, vivimos. Es necesario que el hombre observe la disposición confiada del niño porque la fe es la ley indispensable para aceptar y recibir lo que viene de arriba.
Si el recipiente está vacío, es sólo porque lo que entró en él, fluyó inmediatamente. Un día pensaste que tu recipiente estaba lleno, y la idea vino a ti para cerrar el grifo superior. No cierres el grifo superior: eso es lo que es la fe. Al decir: «¡Nada saldrá de mí!», cierras el grifo superior.
Es muy difícil llegar a este estado donde el hombre posee fe absoluta, tanto que nada puede perturbar su calma interior.
Un niño se jactará de que puede levantar un objeto de cien kilos; en realidad, tendrá que llegar a la edad de veintidós años para poder hacerlo. Pero si ponemos a este niño delante de una máquina elevadora y presionamos el botón derecho, puede levantar cien kilos y mucho más. ¡Usted tiene que aprender a presionar sobre los botones correctamente! Cuando hacemos las cosas por nuestra cuenta, usamos nuestra conciencia, pero cuando son otros los que lo hacen por nosotros, aplicamos nuestra fe. Así que creamos en lo que Dios puede hacer por nosotros.
Beinsa Douno.