Por “humildad” (la palabra búlgara “smirénié” puede ser traducida al francés de nuevo por: calma, apaciguamiento, sabiduría, mansedumbre, docilidad, sumisión, obediencia), me refiero a una disposición del alma humana donde entiende, capta las grandes verdades que forman parte de la vida misma.
“Smir”, “smiré” significa sacrificio. Un hombre humilde es aquel que puede sacrificar todos sus bienes por Dios, por sí mismo y por toda la humanidad.
La humildad interior del hombre da a luz los frutos más bellos.
Esta es la más alta cualidad del hombre sabio y lleno de razón.
Cuando el hombre asciende, es decir, cuando está en un período de evolución, es humilde porque ve por encima de él tantas alturas, tantos picos que aspira subir.
Cuando el ser desciende, cuando está en un período de involución, se siente confiado y orgulloso, porque sigue viviendo con el recuerdo de su alto origen.
Vuélvese al principio eterno, pídale que le dé mucho de su amor y sabiduría para que sus ojos se abran y que puedan contemplar el mundo la a través de los ojos de la les verdad.
El que ve y entiende a Dios a través de su majestuosa e incomparable creación, que piensa en él, le habla y lo ama con amor absoluto, ha captado el verdadero sentido de la vida. Puede enfrentar las peores dificultades sin miedo; él está seguro de superarlas con paciencia y la perseverancia.
Usted puede concentrarse y recibir de arriba apoyo, fuerza, discernimiento. Tus buenos deseos se hacen realidad y haces mejor tu trabajo. Todos tus fracasos provienen de no aplicar esta regla. Tienes buenos deseos, pero necesitas saber dónde pedir ayuda.
La oración es el método más importante para nuestra evolución. No es algo exterior y no se trata sólo de pronunciar palabras. La oración es un profundo estado interior de la mente. Es la conexión con el pensamiento del Creador, del Ilimitado, el vínculo con el mundo de los seres evolucionados, estos servidores inmortales.
Beinsa Douno.