Yo digo que ustedes también tienen una gran obra que cumplir usando, cada mañana, dos minutos de su tiempo para unirse a la conciencia divina cósmica. Estos dos minutos al día, utilizados con precisión, forman el verdadero día: multiplicar 365 por dos minutos, tendrá doce horas; ¡este medio día le dará una gran riqueza! La fuerza del ser humano reside en su unión con el mundo de los seres perfectos e inmortales. Solo son necesarios dos minutos para dirigir tu conciencia, concentrar tu pensamiento, elevar tu alma hacia la conciencia divina cósmica, y experimentar la influencia que ejerce sobre ti.
Los ojos, un reflejo del alma, una de las grandes riquezas del ser humano que los une y armoniza con el mundo exterior, facilitan el equilibrio de las energías de su organismo.
Cuando los ojos reciben luz sin impurezas y sin mezcla dañina, el cerebro funciona mejor. El ojo derecho está conectado a la mente, el de la izquierda al corazón, y ambos ojos a la palabra. Su forma y tamaño nos permiten detectar las cualidades y posibilidades del ser humano cuyas virtudes embellecen la forma.
La luz también penetra internamente en el ser humano. Por lo tanto, debe evitar mirar imágenes que reflejen lo negativo en la psique. La mente no debe ser abrumada por manifestaciones humanas vanas y estériles. Cada impresión que llega al cerebro a través de los ojos deja su huella en las líneas de la cara. Ahórrese a sus hijos la visión de imágenes feas, pinturas traviesas y, también, no las examine. Deje este estudio a los sabios.
Evite que sus hijos hagan muecas, caras acompañadas de movimientos grotescos que son un indicio de sufrimiento, porque el hombre torturado por el sufrimiento contrae instintivamente su rostro. Recomendarles que abran los ojos ampliamente a la luz parar que pueda penetrar más fácil y libremente, porque la luz alivia y sana. El ser humano debe agradecer constantemente al Creador por haberle dado los ojos con los que puede contemplar la naturaleza y hacer contacto con ella.
Peter Deunov.