¡Tan pequeñas son las formas en las que la vida existe, y que sin embargo, contienen la esencia, el pensamiento de Dios!
Durante el primer minuto de vuestra concentración, piensa en Dios, como la fuente de la vida universal.
Durante el segundo minuto, piensa en el insecto microscópico, como una manifestación del pensamiento divino.
El pensamiento concentrado y la oración consciente son condiciones salvaguardias para proteger a los seres humanos de las malas condiciones externas. Esto puede prevenir enfermedades y contagios. A través de la oración, se unen a Dios interior y externamente. Dios está en ti y fuera de ti; así que comparte con él y agradece en todas las circunstancias de la vida.
Cuando te despiertes por la mañana, ora, concéntrate durante unos minutos, envía tus pensamientos a Dios, vierte tu alma en El, como amor creativo inalterable, como sabiduría total, como verdad eterna. Recuerda que es dulzura y armonía perfecta, y que es infalible. Todos los errores, todas las contradicciones que constatas en el mundo son humanas, de origen humano. Todo lo que Dios ha creado es bueno.
Cuando oran juntos, sus corazones e intelectos deben estar de acuerdo y abiertos de tal manera que creen un poderoso vínculo interno con el mundo invisible. Debes sentirte lleno de gozo, confianza, alegría. Si para ustedes la oración les parece como un deber; aún no es el resultado de un impulso interior Divino. Mas adelante, obtendrán este impulso, y orar tendrá un nuevo significado más vigorizante y más profundo para ustedes.
Beinsa Douno.