Estudia y Trabaja!

La vida consciente exige trabajo. La nueva cultura requiere gente trabajadora.

¿Cuáles son los caminos de la nueva cultura?

Muchos caminos llegan a ella, pero ahora mencionaré sólo tres:

El camino del servicio.

El camino del respeto.

El camino del amor.

Quien no aprendió a servir y a trabajar, no ha comprendido la vida.

Servir, respetar y amar, ésa es la regla de la nueva vida.

El día de hoyes un día para el trabajo.

Este es el primer día para tu conciencia, el primer día para el trabajo divino.

Hasta hoy no has trabajado. El trabajo de hoy determina tu futuro para toda la eternidad.

Repito:

¡El día de hoy determina tu futuro!

¡Éste es el día más bello de tu vida en la eternidad!

¡Éste es el día eterno, sin noche, en el cual el Sol no se pone!

¡Es el día del eterno amanecer!

¡Éste es el día en que las cosas tienen principio, pero no tienen fin!

¡Sólo cuando el discípulo trabaja para Dios, podrá ver el Rostro Divino y su alma se alegrará!                                        

Si quieres ocuparte de la nueva ciencia, en primer lugar, debes estudiarte a ti mismo.

Conocerse a sí mismo quiere decir conocer lo Superior, el Divino Principio en uno mismo. Con otras palabras, conocer a DIOS en uno.

Si conoces a Dios en ti mismo, conocerás las condiciones mediante las cuales podrás crecer y desarrollarte correctamente; es decir, las condiciones que, por un lado, darán dirección a tu crecimiento y desarrollo y, por el otro, equilibrarán las fuerzas que actúan en ti.

Muchos piensan que han llegado al final de su conocimiento, y que no hay nada más que estudiar. Sin embargo, mucho queda todavía para descubrir. Aún no han descubierto ni estudiado el gran camino del alma.

El hombre ha sabido muchas cosas que luego ha olvidado. Lo importante es saber cuál es el nuevo camino del alma.

¡Tú debes encontrar este camino y estudiarlo!

Se necesita una nueva comprensión. La vieja comprensión es el egoísmo, y la nueva es la pureza.

Si la mente y la conciencia del hombre son puras, podrá recibir la Luz Divina. Quien tiene esta Luz podrá hacer el bien. Con otras palabras, el hombre se debe liberar de sus viejas comprensiones, para entrar en una nueva comprensión.

Quien quiere acercarse a la verdad, debe abandonar el límite de la comprensión ordinaria. Esto es posible sólo para quien esta preparado, para quien tiene su conciencia despierta.

Como discípulo debes tener una clara idea de las cosas, a fin de aplicar tus conocimientos y habilidades como métodos de autoeducación.                                                                         

 Por el camino de la autoeducación se hacen muchos experimentos hasta que, finalmente, se elabora algún método. Así se cultivan sentimientos y pensamientos rectos, lo que significa una experiencia personal.

Mediante un trabajo arduo y consciente sobre sí mismo, el discípulo puede educar sus debilidades y reforzar el bien que está puesto en él.

Lo primero que el discípulo debe estudiar es el idioma de la vida. Ésta se expresa mediante una multitud de formas: hombres, animales, plantas, minerales. Si estudias este idioma, verás qué grandiosa región se abre ante ti.

El bien más grande que el hombre ha recibido de Dios es la vida, y el agradecimiento más grande que el hombre debe expresar a Dios por la vida recibida, es el estudio y el trabajo.

Lo más importante para el discípulo es saber ubicarse en el lugar que le corresponde. ¿Cuál es este lugar? Es aquél en el que Dios lo ha ubicado. Después tiene que participar del trabajo que Dios hace y, finalmente, participará de los dones que se obtienen de este trabajo.

Éstas son las cosas más importantes para él:

Ocupar su lugar.

Participar en el trabajo divino.

Aprovechar sus dones.

¡Esta es la nueva filosofía de la vida!

Lo que el discípulo sabe, lo debe aplicar en la vida. Tú sabes sólo aquello que has probado y aplicado. Este conocimiento te acompañará siempre.

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El discípulo debe tener un estímulo interno para que lo divino trabaje. El vive internamente y participa de la construcción externa. Mas, el impulso siempre viene de su interior. Por eso, no es posible justificar la no realización de lo que sabe.

La ley dice: ¡Sin el amor, pecarás! ¡Con el amor, rectificarás tu error!

El discípulo se debe liberar de las atracciones pasajeras, las que sólo distraerán su mente, sin ser útiles. Él se ocupará sólo de lo substancial en la vida, porque largo es el camino del aprendizaje y arduo el trabajo que le espera. Por eso mismo:

¡Estudia y trabaja!

Peter Deunov. El Camino del Alba

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