El hombre debe, en la medida de lo posible, salir de la atmósfera densa y sucia de la ciudad para sumergirse en el mundo puro de las montañas. Sólo entonces pueden surgir y aclararse ciertas cuestiones vitales.
El conocimiento de Dios debe convertirse en la idea a seguir de todos los seres humanos. Durante tu vida, debes tener al menos una vez esta experiencia de experimentar el conocimiento de Dios. En realidad, Dios es al mismo tiempo el ser más conocido y más desconocido. En el pan que comes, Él está presente. En el agua que bebes, también está allí, así como en el aire y en la luz. Una gran tarea está ante ustedes: conocer a Dios. El momento en que el hombre es iluminado por el alto conocimiento de lo Divino es tan sagrado que se siente listo para todos los sacrificios. Si te imaginas que encontrarás y conocerás a Dios en unos pocos miles de años, ¡estás equivocado! Y más aún si tu piensas como
algunos lo hacen, que en diez o veinte años será suficiente para llegar al conocimiento completo de Dios! Los ángeles mismos, por más desarrollados y avanzados que están, aún no lo conocen en Su totalidad.
El conocimiento de Dios es un proceso incesante y eterno. Todos debemos aprender eternamente a conocerlo en Su amor ilimitado, en Su sabiduría, en Su verdad.
La belleza de la vida reside en las cosas incomprendidas que nos sobrepasan. ¿Qué son? Son las Cosas divinas.
Para conocer a Dios, debemos sacrificar todo por El; es cuando comenzaremos a estudiar una nueva ciencia, una nueva cultura de la cual el mundo presente no tiene idea. Conocer a Dios, se necesitan muchas eternidades al hombre. No interesarse en Dios es descuidar las lecciones que se te dan, es permanecer fuera de la escuela. Todos aquellos que no tienden hacia lo supremo en el mundo pierden su existencia y están expuestos, además, al sufrimiento continuo.
La ley dice: «¡Para acercarte al conocimiento de Dios, debes amarlo!»
Cuando Dios se manifiesta ante un ser, lo pone a trabajar. Si quieres vivir adecuadamente, pon a Dios, al amor, como ideal en tu vida. ¿Crees que el principio supremo llegará a habitar tu corazón si contiene confusión, caos y resentimientos contra él o contra tu corazón? ¡En este caso, tan pronto como entre, se retirará!
La visita de Dios es el momento más grande en la vida de nuestra alma, abre la puerta de la eternidad.
Esta visita sólo puede durar un momento, pero deja su huella para siempre.
Beinsa Douno.